“Día tras día se niega a los niños el derecho de ser niños (…)
Mucha magia y mucha suerte tienen los niños
que consiguen ser niños”
Galeano
El 12 de junio de cada año se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas -en el año 2022- bajo la dirección de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el objetivo de recordar la magnitud de esta problemática y la obligación que tienen los Estados de erradicarla. Para el presente año, el lema del Día Mundial es “Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil”, haciendo hincapié en el vínculo entre derechos humanos, justicia social y trabajo infantil.
En nuestro país el trabajo infantil está prohibido, el art. 46 de la Constitución establece:
“El Estado adoptará, entre otras, las siguientes medidas que aseguren a las niñas, niños y adolescentes: (…) 2. Protección especial contra cualquier tipo de explotación laboral o económica. Se prohíbe el trabajo de menores de quince años, y se implementarán políticas de erradicación progresiva del trabajo infantil. El trabajo de las adolescentes y los adolescentes será excepcional, y no podrá conculcar su derecho a la educación ni realizarse en situaciones nocivas o peligrosas para su salud o su desarrollo personal. Se respetará, reconocerá y respaldará su trabajo y las demás actividades siempre que no atenten a su formación y a su desarrollo integral”; no obstante, al ser el trabajo de niñas, niños y adolescentes un tema multicausal, resultado principalmente de la pobreza, no es fácil erradicarlo, al contrario, cada día crece y se complejiza más, sobre todo en estos últimos años, como resultado de la pandemia del Covid 19, el incremento de los procesos migratorios, la reducción del presupuesto en las políticas sociales, el retroceso en derechos humanos, entre otros factores de índole social, económica y política.
El Diagnóstico sobre Trabajo Infantil en el Distrito Metropolitano de Quito, levantado a finales del 2019 por el Consejo de Protección de Derechos[1], establece -entre otros- los siguientes datos:
- La distribución del trabajo infantil en el DMQ, según edades, refiere que la gran mayoría de niñas y niños (71%) tiene entre 5 y 14 años; es decir, que todos ellos realizan un trabajo que, según la normativa internacional y nacional vigente, está prohibido y que, por lo tanto, el Estado está obligado a erradicar. El restante, 29% corresponde a adolescentes hombres y mujeres de 15 a 17 años que trabajan, actividad que estaría permitida por las normas siempre que se cumplan con todos los requisitos y condiciones para realizarlo.
- De las niñas, niños y adolescentes que trabajan, el 53,3% son niños y el 46,7% son niñas
- El trabajo no permitido de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 14 años, en el DMQ, afecta a 7 de cada 10 niñas, niños y adolescentes que trabajan (71%). El porcentaje se eleva en Calderón y Quitumbe.
- Tres de cada diez adolescentes de 15 a 17 años están en el trabajo permitido por la edad que tienen. Sin embargo, el 21% de este grupo ha dejado de estudiar, por tanto, están también en situación de trabajo infantil prohibido, que debe ser erradicado.
- De las y los adolescentes entre 15 y 17 para quienes está permitido trabajar, el 77% no tienen ningún tipo de seguro y su salario mensual es de 23 dólares ($22 en el caso de las mujeres). Mientras que los que tienen seguro social ganan en promedio 90 dólares ($89 las adolescentes y $91 los adolescentes), por lo que también realizan trabajo infantil prohibido al no cumplir con la normativa laboral vigente.
- De los datos analizados, llama la atención la cantidad de trabajo que se realiza en los espacios públicos (20,7%); el trabajo que se realiza en el hogar propio (16,8%); el trabajo agrícola (5,9%) y el trabajo que se realiza en hogares distintos al propio (5,1
- En cuanto al trabajo en los espacios públicos, se detectaron tres situaciones de riesgo: el porcentaje más alto es trabajo que se realiza desplazándose de un lugar a otro (9,3%) -sea porque sube al transporte para vender por ejemplo o porque cambia de lugar donde vende de manera constante–; le sigue el trabajo que realizan al descubierto en la calle (7,4%), que en el caso de las niñas y las adolescentes asciende a casi el 8%. Finalmente, algunas niñas, niños y adolescentes trabajan también en quioscos en la calle (4%). Lo que implica riesgos para las NNA.
- Si bien la pobreza ha sido identificada como el factor desencadenante más importante para el trabajo infantil, también las prácticas culturales de los hogares han sido referidas como elementos que promueven, apoyan y configuran el trabajo infantil: los roles familiares que asignan el trabajo del hogar a las niñas, las adolescentes y las mujeres en general, el trabajo revalorizado por sobre la educación, las concepciones del mundo indígena y rural que al llegar a la ciudad, por la migración interna creciente, se replica, donde la noción de “ayudar” o “acompañar” al trabajo materno o paterno enmascara el trabajo infantil.
- El 6% de los padres y madres de la niñez que trabaja refirió que la educación no es útil para el futuro de sus hijos e hijas.
Estos datos demuestran la gravedad del trabajo infantil en el DMQ, situación que no es ajena en el resto del país-, por eso en este día le recordamos al Estado Ecuatoriano que erradicar esta problemática no sólo es una responsabilidad constitucional, sino un compromiso ético; que tiene la obligación de definir políticas públicas, financiarlas y ejecutarlas a fin de proteger a la niñez y adolescencia contra esta situación que vulnera sus derechos y que pone en riesgo el presente y futuro, no sólo de las niñas, niños y adolescentes, sino del propio país. Una sociedad que no cuida el mayor capital humano que tiene: su población infantil y joven, es una sociedad que está destinada a no progresar.
Que este 12 de junio sea –entonces- la oportunidad de comprometerse con el lema del Día Mundial de Erradicación del trabajo Infantil: “Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil”.
[1] CPD. Diagnóstico Situacional del Trabajo Infantil en el Distrito Metropolitano de Quito. Febrero 2020.
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