El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza fue establecido por la Asamblea General de la Naciones Unidas para que, cada 17 de octubre, se promueva la búsqueda de la equidad social y medioambiental para todas las personas. Esta fecha se estableció por las movilizaciones sociales realizadas en el año de 1987 en Trocadero – Paris, en el mismo sitio donde se había firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, para exigir acciones contra la pobreza extrema, la violencia y el hambre.
La pobreza no es solamente un problema económico, es causa y consecuencia de violaciones a los derechos humanos, es un fenómeno multidimensional que impide a las personas acceder a los elementos básicos para vivir con dignidad. Naciones Unidas define a la pobreza extrema como “una combinación de escasez de ingresos, falta de desarrollo humano y exclusión social”[1] lo cual compromete el ejercicio de los derechos fundamentales de las personas.
El Índice de Pobreza Multidimensional Global de 2018 (IPM) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) establece que aproximadamente 1.300 millones de personas viven en la pobreza, es decir, una cuarta parte de la población mundial está rezagada en el ámbito de la salud, la educación y servicios básicos. Este índice alerta que la mitad de los pobres del mundo son niños y niñas[2]
La pobreza tiene rostro femenino, el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) estima que 7 de cada 10 personas que mueren de hambre en el mundo son mujeres o niñas; según la Organización Mundial del Trabajo, las mujeres constituyen actualmente el 60% de los trabajadores pobres.
En nuestro país, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) establece que, a diciembre 2019, la pobreza a nivel nacional se ubicó en 25,0% y la pobreza extrema en 8,9%. En el área urbana la pobreza llegó al 17,2% y la pobreza extrema a 4,3%; en el área rural la pobreza alcanzó el 41,8% y la pobreza extrema el 18,7%[3]. La ciudad con mayor pobreza en el país es Quito con el 11,9%.
La pandemia del COVID 19, está ocasionando un resurgimiento de la pobreza extrema, donde las mujeres sufrirán el mayor impacto: Las proyecciones apuntan a un aumento del 9,1% debido a la pandemia y sus consecuencias[4]. Hoy nos enfrentamos a un escenario en que la pobreza se incrementa por primera vez desde 1990.
Organismos internacionales han alertado al mundo que resulta inadmisible que millones de personas viven en la extrema pobreza justo cuando la humanidad ha alcanzado el más alto nivel de desarrollo económico y tecnológico. La pobreza es el reflejo de la desigualdad extrema, de las estructuras de poder económicas, la falta de justicia social y la exclusión.
La desigualdad extrema está fuera de control, nunca se han tenido milmillonarios, con una riqueza que alcanzado un récord histórico: el 1% tiene más riqueza que el 60% de la población mundial. Las organizaciones no gubernamentales han denunciado que mientras las fortunas de los ricos siguen creciendo, estas pagan los impuestos más bajos de las últimas décadas, lo que genera que el peso fiscal recaiga de manera desproporcionada sobre las trabajadoras y trabajadores. De esta manera, los gobiernos alimentan la desigualdad al conceder enormes beneficios fiscales a las grandes empresas y no financian adecuadamente servicios públicos básicos, como la salud y la educación[5].
Se debe resaltar que la corrupción -el abuso del poder público para beneficios privados- es considerada también una de las principales causas de la pobreza, debido a que quita recursos de los servicios sociales, limitando el desarrollo económico y exacerbando así la desigualdad y la pobreza.
Desde el año 2015 las Naciones Unidas adoptaron la “Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás”. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de las ciudades. El primero de estos objetivos es “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, pide a los Estados que para alcanzar la erradicación de la pobreza se debe implementar el enfoque basado en derechos humanos, con el cual se reconoce a las personas como titulares de derechos y agentes de cambio. En el documento “Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos”[6] se proponen unos principios que deberían aplicarse en las políticas públicas relacionadas con la reducción de la pobreza, los que se fundamentan sobre la dignidad humana, la igualdad de las personas, la equidad entre hombres y mujeres, y la prioridad de niñas y niños. Los Estados son los responsables de hacer efectivos los derechos humanos, pero corresponde a cada ciudadano y ciudadana ejercer sus derechos de participación y fiscalizar los actos del público para que no atenten contra los derechos humanos y de la naturaleza y animales, este es un mecanismo fundamental para luchar contra la pobreza y la desigualdad. El Consejo de Protección de Derechos del Distrito Metropolitano de Quito, ratifica su compromiso para seguir trabajando por la garantía y protección de derechos de las personas y fundamentalmente de quienes pertenecen a los grupos de atención prioritaria, pues una de las principales violencias estructurales que actualmente se vive, es el empobrecimiento que afecta a miles de familias.
[1] https://undocs.org/es/A/HRC/7/15
[2] https://www.ec.undp.org/content/ecuador/es/home/presscenter/articles/2018/indice-de-pobreza-multidimensional-global-2018–la-mitad-de-los-.html
[3] https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/POBREZA/2019/Diciembre-2019/201912_PobrezayDesigualdad.pdf
[4] https://news.un.org/es/story/2020/09/1479872
[5] https://www.oxfam.org/es/cinco-datos-escandalosos-sobre-la-desigualdad-extrema-global-y-como-combatirla
[6] https://www.ohchr.org/Documents/Publications/OHCHR_ExtremePovertyandHumanRights_SP.pdf
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