La emergencia sanitaria producida por el Covid-19 ha puesto de manifiesto el abandono y la falta de atención preventiva de la salud mental de la población. Al confinamiento se han sumado la incertidumbre sobre la evolución y duración de la pandemia, la falta de empleo, las dificultades económicas, la imposibilidad de despedirse y acompañar a las personas fallecidas, el duelo, la enfermedad en sí misma, causando estragos en la salud mental y en el bienestar emocional de la población.
Los registros históricos de anteriores crisis sanitarias y de políticas de austeridad alertan de su devastador impacto en la población, sobre todo en determinados sectores. A su vez, investigaciones como la publicada en la revista médica “The Lancet” señala que los dos efectos psicológicos más frecuentes encontrados en personas sujetas a confinamientos anteriores fueron la irritabilidad en un 57% y el bajo estado de ánimo en un 73%.[1]
Los problemas psicológicos derivados del confinamiento -según la Universidad Complutense de Madrid- son la depresión, el estrés, el insomnio y la ansiedad, mismos que podrían perdurar meses o hasta años[2]. La Academia de Ciencias Médicas del Reino Unido en su última investigación intitulada “Salud Mental ¿La próxima pandemia?” ha sido enfática en mencionar que “existe el riesgo de que prevalezca un número clínicamente relevante de personas con ansiedad, depresión y que participen en comportamientos perjudiciales (como suicidio y autolesiones) que con toda probabilidad incrementarán[3]”. Al tratarse de una crisis mundial estos hallazgos pueden ser extrapolados a otros países.
Una de las principales preocupaciones a nivel mundial es el agravamiento de los problemas de salud mental preexistentes, la dificultad para acceder a los servicios de salud mental y a medicinas, así como el efecto del Covid-19 en la salud mental de los miembros de la familia, especialmente en mujeres, niños, niñas, adolescentes y adultos mayores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) evidencia que se ha producido un aumento de los síntomas de depresión y ansiedad en varios países[4]. Recalcando que hay grupos poblacionales más proclives a sufrir malestares psicológicos, entre los que se destacan los niños, niñas y adolescentes, siendo “los más vulnerables los que presentan discapacidades, viven en condiciones de hacinamiento, sufren violencia en sus hogares y los que trabajan en la calle. Otro grupo altamente vulnerable son las mujeres -sobre todo las que deben compatibilizar la escolarización de los niños en el hogar, el teletrabajo y las tareas domésticas-, las personas de edad avanzada y las que presentan problemas de salud mental[5].”
En nuestro país el deterioro de la salud mental no solo se traduce en ansiedad y depresión a lo largo del confinamiento; a los riesgos psicosociales (como desconexión social, falta de significado o anomia, acoso cibernético, sentirse agobiado, estrés económico, duelo, pérdida, desempleo, falta de vivienda, ruptura de relaciones, etc)[6] se han sumado las autolesiones, el suicidio, el abuso de alcohol y sustancias psicoactivas, la violencia de género y maltrato infantil en todas sus formas y manifestaciones. Y para aquellas personas con diagnostico positivo de COVID-19 se suma, además, la estigmatización y la exclusión.
En el país, la inexistencia de una política pública orientada a prevenir y tratar eficientemente la salud mental, ha profundizado estos trastornos relacionados a esta problemática. El deterioro de la salud mental de nuestra población se evidencia, dolorosamente, en una decena de niñas y niños cuyas muertes han sido producto de lesiones auto infligidas, un niño de tan solo 10 años[7] en Tungurahua o un adolescente de 16 años en Chimborazo[8] son los casos más recientes. Suicidio es una palabra inasible, tremenda, junto a niña o niño, impronunciable. Un hecho tan atroz que, en un solo día, registró 8 suicidios a nivel nacional[9]; uno de los más conmovedores, y seguramente no los últimos si el Estado no asume su responsabilidad para prevenir que estos hechos violentos sucedan, son la muerte por asfixia de tres menores de edad en manos de su padre quien después se suicidó[10]
En contextos de crisis, de elevado desempleo o de empleo precario y de dificultades económicas hacen falta propuestas firmes de protección social, dirigidas a toda la población, sin excepción alguna, a efectos de evitar su deterioro físico y emocional.
Es innegable la relación directa que existe entre protección social pública y el bienestar de las personas. En nuestro país, la situación se complejiza más por un Sistema de Salud disminuido y debilitado, sin capacidad de respuesta a la misma emergencia sanitaria provocada por el Covid-19, y mucho menos para atender la salud mental de la población, que hace años dejó de ser una prioridad para las autoridades del Gobierno Nacional.
Por todo lo expuesto, el Consejo de Protección de Derechos en el marco de sus competencias y atribuciones:
EXIGE al Gobierno Nacional que actúe como garante de derechos, precautelando la salud integral y el bienestar emocional de toda la población, asignando los recursos suficientes y necesarios para fortalecer el sistema de salud, conforme manda nuestra Constitución y en atención al pedido realizado por la OMS[11].
REQUIERE al COE NACIONAL que exija a las empresas públicas y privadas la realización de evaluaciones biopsicosociales de su personal para detectar a tiempo riesgos psicosociales que puedan derivar en condiciones psicológicas graves.
INSTA al Ministerio de Salud implementar la Estrategia de Salud Mental y la Estrategia Intersectorial de Prevención del Suicidio en el Ecuador, en especial el Plan de Prevención del Suicidio en nuestra población infanto-juvenil, así como el desarrollo de una política integral de salud mental. Debido a la dimensión de la problemática es fundamental incrementar el número de especialistas en salud mental para la prevención y atención psicológica (PAP), la atención psicológica y psiquiátrica a través de los medios virtuales. De igual manera, es urgente el acompañamiento psico emocional -implantando procesos de protección al cuidador- para todo el personal de salud que se encuentra en primera línea de gestión de la emergencia frente al coronavirus (COVID 19). Dotar de la medicación adecuada y especializada para pacientes con tratamientos psicofarmacológicos que les permita mantener y/o recuperar el equilibrio de su salud mental.
SOLICITA al Ministerio de Finanzas incrementar el presupuesto para el sector salud para enfrentar la emergencia y financiar las partidas específicas relacionadas a los programas, proyectos, acciones y dotación de insumos y medicamentos para garantizar la salud mental de la ciudadanía. Del mismo modo, garantizar recursos en el sector de educación para el fortalecimiento de la atención de emergencias y el apoyo psicosocial a los actores del sistema educativo.
EXIGE al Ministerio de Educación, fortalecer las acciones educativas relacionadas con el apoyo psicosocial a los docentes, estudiantes, familias y comunidades. La prioridad en estos momentos de emergencia es el bienestar psicoemocional de todas las personas vinculadas al sector educativo. Incrementar el número de personal para los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE), capacitar y generar un nuevo modelo de gestión de auxilios psicológicos para adaptarlo a la coyuntura que el país está viviendo.
INSTA a la Universidades Públicas y Privadas para que las Facultades de Psicología y Medicina coordinen con las instancias locales de protección para activar servicios de atención y acompañamiento psico emocional a la población. A la par, es fundamental fortalecer la investigación académica relacionada con los impactos psicológicos y mecanismos de atención efectivos frente a la situación de emergencia que estamos viviendo.
SOLICITA a los medios de comunicación desarrollar -en conjunto con la autoridad sanitaria nacional- contenidos informativos motivacionales y psicoeducativos que sirvan para el autocuidado y cuidado de la salud mental de las personas, en el marco de la emergencia sanitaria.
CONMINA a la población, en general, para que desde la solidaridad comunitaria se activen redes de apoyo, acciones colectivas y voluntariados, a efectos de disminuir sentimientos sostenidos de soledad y de aislamiento social, en especial en grupos vulnerabilizados e históricamente excluidos.
El Consejo de Protección de Derechos continuará vigilante de todas aquellas acciones que pongan en riesgo la salud, la integridad y la vida de la población quiteña, especialmente de aquella perteneciente a los grupos de atención prioritaria.
Gissela Chalá Reinoso Sybel Martínez Reinoso
PRESIDENTA DEL CPD DMQ VICEPRESIDENTA DEL CPD
[1] https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30460-8/fulltext
[2] https://www.ucm.es/depresion,-estres,-insomnio,-ansiedad…los-problemas-psicologicos-derivados-del-confinamiento-podrian-perduran-meses-o-anos
[3] https://gacetamedica.com/investigacion/salud-mental-la-proxima-pandemia/
[4]https://www.who.int/es/news-room/detail/14-05-2020-substantial-investment-needed-to-avert-mental-health-crisis
[5] https://www.who.int/es/news-room/detail/14-05-2020-substantial-investment-needed-to-avert-mental-health-crisis
[6] https://gacetamedica.com/investigacion/salud-mental-la-proxima-pandemia/
[7] https://lahora.com.ec/noticia/1102321118/se-encienden-las-alarmas-por-suicidios-en-tungurahua?fbclid=IwAR0jiXOjqiKDJo8Kb4KTTzxGavwpNiVWJFk1OS6w8U-kulcqP_Gkt_neb2A
[8] https://www.facebook.com/DiariodeRio/photos/pcb.2606457499620159/2606457439620165/
[9] https://www.eluniverso.com/noticias/2020/05/07/nota/7833795/ocho-suicidios-24-horas-psicologos-alertan-senales
[10] https://www.elcomercio.com/actualidad/crimen-asesinato-hijas-conmocion-guayaquil.html
[11] https://www.who.int/es/news-room/detail/14-05-2020-substantial-investment-needed-to-avert-mental-health-crisis
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