En diciembre de 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas, designó al 15 de junio como el “Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez”, con la finalidad de sensibilizar a los Estados, a la comunidad internacional para que se tomen medidas concretas para aumentar la protección y la asistencia a las personas de la tercera edad, especialmente en situaciones de emergencia.
Actualmente, la esperanza de vida a nivel mundial ha aumentado, la población de personas adultas mayores, según proyecciones realizadas, pasarán de una población de 900 millones en 2015 a 2.000 millones en 2050, lo cual puede ser visto como un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad dado que aún prevalecen condiciones de maltrato, invisibilización, discriminación y violencia a este grupo de atención prioritaria.
En nuestro país, se considera a las personas adultas mayores cuando se cumple 65 años, y es la edad en la que se entiende empieza a declinar la capacidad funcional de una persona. El ritmo de este descenso no es lo mismo para cada persona y está determinado por diferentes aspectos al que nos exponemos a lo largo de la vida. Entre ellas destacan la alimentación, la actividad física, la exposición a riesgos como el hábito de fumar, el consumo nocivo de alcohol o la exposición a sustancias tóxicas. Con el tiempo las personas de edad muy avanzada, o con problemas médicos, no pueden vivir independientemente debido a las limitaciones de la movilidad, o problemas físicos o mentales, necesitando así cuidado familiar y ayuda para la vida cotidiana. Es cuando en este grupo de edad se empieza a visibilizar un tema que no se reconoce abiertamente: el maltrato del que son víctimas.
La Organización Mundial de la Salud define al maltrato de las personas mayores como la “acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana.”(Organización Mundial de la Salud, 2015) Esta puede ser de varios tipos y refleja un acto de negligencia intencional o por omisión.
Según el estudio apoyado por la OMS (Yon et al., 2017), en 28 países de diversas regiones, se estimó que el 15,7% de las personas de 60 años o más fueron sometidas a alguna forma de abuso. Los tipos más frecuentes de maltrato son: maltrato psicológico (11.6%), abuso económico (6.8%), desatención (4.2%), maltrato físico (2.6%) y abuso sexual (0.9%). Estas cifras no recogen la magnitud del problema debido a que la mayoría de personas adultas mayores no informan cuando son víctimas de maltrato.
En el Ecuador, según datos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES 2019), el 44% de los adultos mayores ha sido víctima de alguno de estos tipos de violencia. La Encuesta de Salud Bienestar y Envejecimiento en el Ecuador (INEC, 2009) señala que 3 de cada 10 adultos mayores en el país indicaron sentirse desamparados.
La Emergencia Sanitaria que vivimos por el COVID -19 ha demostrado la poca valoración hacia las personas adultas mayores en nuestra sociedad, y la falta de políticas públicas para su atención. Como lo reseñan las principales noticias en los sitios más críticos de la pandemia, los equipos médicos debían decidir a quién salvar la vida, sobre el criterio de descartar ayuda a las personas de edad avanzada. En nuestro país vemos como la alimentación, el cuidado, y la protección son derechos básicos que no están garantizados para este grupo de población en particular.
Uno de los desafíos hoy es dar mayor visibilidad a las personas adultas mayores como partes activas e integrantes de la sociedad, dejar de lado la visión en que lo viejo es algo negativo, valorar su importancia al interior de las familias en donde se puede prevenir su discriminación para así fomentar los lazos solidarios en nuestra sociedad para que se garanticen sus derechos humanos.
Desde mayo de 2019 está vigente la Ley Orgánica de las Personas Adultas Mayores, que en su Art. 33 declara que “tienen derecho a la preservación de su integridad y a una vida libre de todo tipo de violencia”, por lo que enfrentar el maltrato y eliminarlo, nos concierne a todas y todos.
Que la celebración de este Día de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato al Adulto Mayor sea una invitación a reflexionar sobre la responsabilidad tanto del Estado, como de las familias, sobre la necesidad de mejorar las oportunidades de salud, participación y cuidado para mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.
Bibliografía:
INEC. (2009). Salud, Bienestar y Envejecimiento 2009. https://www.ecuadorencifras.gob.ec/wp-content/descargas/Presentaciones/estadisticas_adulto_mayor.pdf
Organización Mundial de la Salud. (2015). Informe Mundial Sobre el Envejecimiento y la Salud. www.who.int
Yon, Y., Mikton, C. R., Gassoumis, Z. D., & Wilber, K. H. (2017). Elder abuse prevalence in community settings: a systematic review and meta-analysis. The Lancet Global Health, 5(2), e147–e156. https://doi.org/10.1016/S2214-109X(17)30006-2
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