La información que circula a través de los diferentes medios de comunicación masiva y por redes sociales, ubica a la población adulta mayor como la más vulnerable a un posible contagio por COVID-19 y por ende a sus consecuencias.

Este hecho ha provocado que en las familias en las viven personas adultas mayores adopten medidas de extremo confinamiento para esta población. Pero hasta ahora se desconoce las implicancias psicológicas que esta automarginación pueda tener. Hablamos del miedo, estrés, ansiedad e irritabilidad, entre otros.

En este contexto, el desafío es doble: ¿Cómo fomentar el aislamiento social sin transformarlo en soledad para las personas adultas mayores? A continuación exponemos algunas recomendaciones.

El miedo y la incertidumbre, sobre cuánto durará esta emergencia y cuáles serán sus efectos, son actualmente una importante fuente de estrés para la gran mayoría de la población con énfasis en personas adultas mayores.

En este sentido, el estrés provocado por la incertidumbre por no conocer aspectos como: “¿Qué tanto puedo hacer sin contagiarme? ¿Me atenderán a tiempo en el hospital? ¿Por cuánto tiempo tendré que aislarme? ¿Me voy a deprimir?

Por esto el primer consejo es identificar cuál de ellas se pueden controlar y cuáles no, se recomienda reconocer y asumir la incertidumbre.

Otro desafío es lograr que el necesario aislamiento social, que busca resguardar a las personas adultas mayores, no se transforme en una sensación de soledad. Para ello, su círculo más cercano debe tener una actitud planificada, con un contacto sistemático vía telefónica o virtual.

Establecer rutinas que aseguren cuándo y a qué hora los llamarán, buscar formas de hacerlos sentir tranquilos, transmitirles que no les faltarán alimentos o medicamentos durante su cuarentena y, por sobre todo, generar espacios de conversación sobre temas cotidianos que no estén relacionados con la pandemia.

En el caso de adultos mayores que tengan trastornos cognitivos como demencia o Alzheimer, el aislamiento social puede ser particularmente difícil, no sólo para ellos sino que también para quienes los acompañan.

Con el fin de reducir las complicaciones, especialmente en personas mayores con trastornos, se recomienda mantener el contacto familiar a través de la tecnología y disminuir el consumo de noticias, fake news y comentarios relacionados al COVID-19, que tienden a sobre preocupar o confundir.

Es mejor acompañar y fomentar la participación en actividades que les interesen y que se ajusten a sus habilidades. Es bueno proporcionarles tareas hogareñas como doblar ropa, hacer la cama o barrer.

Es momento de darles el protagonismo en ciertas rutinas familiares. Es tiempo de apreciar su sabiduría. Podemos escucharlos y que cuenten anécdotas de su juventud.

Otra recomendación es el uso del humor para hacer frente a este nuevo contexto. Un humor simple puede amortiguar las emociones negativas y entrega una sensación de paz.

También se puede estimular las áreas cognitiva, afectiva, verbal y auditiva., con el uso de  música, películas o trabajando la coordinación visomotora: armar rompecabezas, moldear.

En conclusión debemos brindar apoyo a nuestros seres queridos, recordemos comunicarnos con frecuencia. Los sistemas de comunicación virtual pueden ayudar a sus seres queridos a sentirse menos solos y aislados. Evalúe conectarse con sus seres queridos por:

  • Teléfono
  • Correo electrónico
  • Cartas o tarjetas que envía por correo
  • Mensajes de texto
  • Videoconferencia
  • Redes sociales
  • Ayude a sus seres queridos a mantenerse protegidos.