Tal vez no existe una mejor forma de enseñar a nuestros hijos e hijas sobre el amor incondicional que abriendo las puertas del hogar a un animalito de compañía. La forma de hacerlo es adoptando, ¡nunca comprando! De hecho, es un consenso al que le invitamos a unirse el combatir la compraventa de mascotas.

Los animales de familia llegan a casa a darnos muchas lecciones de vida, nos invitan a relacionarnos de forma armónica y respetuosa con los animales y asumir responsabilidades de cuidado y atención.

También nos instan a asumir que la naturaleza y los animales tienen derechos y nosotros obligaciones de cuidado, respeto y protección.

Sondeos de opinión aplicados en el Distrito Metropolitano de Quito nos revelan que está muy instalado en las personas de todas las edades el discurso de cuidado responsable a los animales de compañía; pero la realidad nos hace ver que dista mucho una práctica coherente con este discurso.

Además de la adopción, hay cuatro ejes que debemos observar si asumimos la responsabilidad de compartir nuestro hogar con un animal de familia:

  • Brindarles cuidados óptimos: Hacer por ellos lo mejor que podemos, según nuestras posibilidades: alimentación, higiene, abrigo, cuidado preventivo y curativo de su salud, recreación, provisión de un entorno saludable, afecto.
  • Esterilizarlos: Este es un tema que debemos cuidar, porque es una forma de atender el bienestar del animalito; evitar el contagio de enfermedades venéreas y prevenir una reproducción no controlada que sobrepase las posibilidades de cuidado y dé paso a prácticas de abandono.
  • No maltratarlos y protegerlos de agresiones: El buen trato a los animales de compañía es clave en el respeto de sus derechos… No solo es mantenerlos, sino proveerles de atención, afecto y prácticas adecuadas de educación. El maltrato animal configura ya un delito según la legislación ecuatoriana; pero, más allá de eso, equivale a acciones irresponsables y violentas que debemos evitar.
  • No abandonarlos: Es importante entender que con los animalitos adquirimos un compromiso que no caduca por ninguna razón; por eso, hay que pensar muy bien antes de decidirnos a abrirles la puerta de la casa y el corazón.

Usted y su familia vivirán una experiencia incomparable al recibir a un animalito en su casa; recibirá dosis incuantificables de afecto y compañía, y podrá aportar de manera efectiva a la construcción de una ciudad amigable, respetuosa e inclusiva.

Contamos con usted para que su familia sea activa en esta campaña que ahora Quito emprende para sensibilizar a sus habitantes, porque los peluditos están llamando nuestra atención para pasar del dicho al hecho, y nos están diciendo: ¡PARA LAS OREJAS!, con la confianza de que serán escuchados.

Un mensaje del Consejo de Protección de Derechos del Distrito Metropolitano de Quito