Como sociedad, me indigna, me asquea y me interroga: ¿qué está pasando con la sociedad quiteña y capitalina que es capaz de realizar actos de violencia con tanta saña y cinismo? ¿Qué es los que pasa por las mentes de algunos hombres de nuestra ciudad? ¿Qué concepción tienen sobre las mujeres, de las que dicen ser amigos? ¿Qué buscan realizando este tipo de actos?
Es evidente que se trata de una demostración de poder entre pares, para demostrarse ante sí mismos y ante los otros, quién es el más macho, quién es el más vezado, quién es el más violento, o el más cruel con la amiga de años, que es una mujer.
Para los violadores, los derechos humanos de esta mujer no valen nada. Se filma la violación para seguramente difundirla después y hacerle más daño todavía. Se muestra la violencia como un trofeo que evidencia el sometimiento de la víctima y el poder y control que tienen ellos sobre ella.
El mensaje es claro: las mujeres no deben andar solas, no deben andar de noche, deben quedarse en su casa, deben obedecer a su marido o pareja, deben ser sumisas. Un mensaje anacrónico, que nos traslada a otras partes del planeta, donde las mujeres, pese a sus luchas no han logrado que se reconozcan sus derechos. ¿Es este el tipo de hombres que queremos en nuestra sociedad?
En Ecuador, la Constitución Política del Estado otorga iguales derechos a las mujeres y a los hombres.
La Ley Orgánica Integral para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres señala como uno de los derechos de las mujeres el respeto de su dignidad, integridad, intimidad, autonomía y a no ser sometida a ninguna forma de discriminación, ni tortura. (Art. 9 numeral 2) Lo hecho por estos violadores fue someter a una mujer a tortura.
Otro de los derechos planteados en esta normativa se refiere a que el Estado debe dar protección y atención integral a través de servicios adecuados y eficaces, de manera inmediata y gratuita para la víctima y sus dependientes con cobertura suficiente, accesible y de calidad; (Art. 9, numeral 7)
De igual manera, la Ordenanza 188 señala entre sus considerandos, que, recibirán atención prioritaria y especializada en los ámbitos público y privado, (…) las víctimas de violencia doméstica y sexual.
Por tanto, el Estado, y el Consejo de Protección de Derechos, tienen la obligación de prestar apoyo a la víctima, y de exigir que se haga justicia frente a los hechos sucedidos.
El Consejo Consultivo de Mujeres hará un seguimiento de estos mandatos. No más impunidad, no más violencia contra las mujeres.
CONSEJO CONSULTIVO DE DERECHOS DE MUJERES – DMQ
ANTE LA BRUTAL VIOLACIÓN GRUPAL A UNA MUJER, OCURRIDA EN QUITO.pdf
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