De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda (INEC, 2010), en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) viven alrededor de 91.478 personas que se autoidentifican como pertenecientes a pueblos y nacionalidades indígenas y 70.394, como afrodescendientes. Una de las situaciones más sentidas por esta población es la discriminación racial en todas las etapas del ciclo de vida.

Según una encuesta sobre la percepción del racismo, realizada por la Secretaría Técnica del Frente Social (2004), 65% de los encuestados admitió que los ecuatorianos somos racistas. El estudio señala además que los afroecuatorianos son el grupo étnico que enfrenta más racismo, con 88%, seguidos por los indígenas, con 71%. A esto se suma el factor de género, el porcentaje más alto de mujeres que han vivido violencia de género se concentra en indígenas, con 59,3%, y afroecuatorianas, con 55,3%.

Al hablar del Día de la Interculturalidad y de la Plurinacionalidad, pensamos en la convivencia de gente distinta; es decir, el 12 de octubre celebramos nuestras diferencias. ¿En verdad celebramos nuestras diferencias?.

La Constitución 2008, indudablemente, generó un hito al respecto, su primer artículo señala “El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico.” ¿Esto cambia la idea de raza? Conceptualmente sí, al hablar de culturas y nacionalidades reconocemos que nuestras diferencias rebasan el color y reconocemos que no somos un solo pueblo. Somos varios pueblos con distintas historias y visiones del mundo habitando un mismo territorio.

Hasta el año 2011 esta celebración se denominó Día de la Raza, y lo que se celebraba era la variedad de colores y su fusión histórica. El cambio de nombre por el de Día de la Interculturalidad y Plurinacionalidad tenía por objetivo “promover el dialogo entre las diversas culturas y saberes, fortalecer la unidad nacional en la diversidad y construir el nuevo Estado incluyente de paz y justicia” (Decreto presidencial No. 910, 2011). Aún existe una brecha grande entre el marco normativo y una sociedad y Estado incluyente de paz y justicia. Esto nos llama a la reflexión, y nos invita a dirigir la mirada hacia esas brechas persistentes que evidencian que los avances aún no son suficientes.

Para el caso del Distrito Metropolitano de Quito, conjuntamente con los Consejos Consultivos de Derechos de Pueblos y Nacionalidades Indígenas y del Pueblo Afrodescendiente se ha definido sus principales demandas. Por parte de pueblos y nacionalidades indígenas el llamado de atención es a hacer efectivos los derechos colectivos e intensificar los esfuerzos para evitar la persecución y la criminalización de conocimientos, saberes, prácticas, tradiciones y costumbres; por parte del pueblo afrodescendiente las principales demandas son el reconocimiento cultural y la inclusión económica y social.

Estas demandas ratifican algo que es conocido por todos: que la principal diferencia entre mestizos, pueblos y nacionalidades, no es la cultura; son la exclusión, las brechas y barreras que impiden el ejercicio de la autodeterminación. Estas diferencias constituyen el principal obstáculo hacia el Estado plurinacional e intercultural.

Es importante, por tanto, en esta fecha, ratificar el compromiso de trabajar por la supresión de las barreras que impiden que la interculturalidad sea la expresión de la convivencia en la que se materialice el respeto por la diversidad, la inclusión y la solidaridad, y en la que se cobre vida la afirmación de uno de los mayores defensores de los derechos humanos: “Las personas y los grupos sociales tienen derecho a ser iguales cuando la diferencia los inferioriza, y el derecho a ser diferentes cuando la igualdad los des caracteriza”(Boaventura de Souza Santos)